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MARTA MEDRANO
El constructor Pere Perelló ha sido el primer propietario en ejecutar una orden de demolición en toda la historia de Inca. Perelló entró dos máquinas en su finca de 2.000 metros cuadrados situada en la carretera de Selva el pasado lunes y en cuestión de horas vio como su chalet de 160 metros cuadrados se reducía a escombros.

Actualmente en Inca existen diez expedientes de demolición abiertos, todos referentes a construcciones en parcelas rústicas.

Este constructor, que además de costear la demolición tiene que abonar una multa al Ajuntament, pidió una prórroga al consistorio para que le ampliaran el plazo de demolición que finalmente le fue denegada. «Me dijeron que debía demoler el chalet en tres meses y así lo he hecho, también para evitar tener que pagar una multa adicional al Consell», explica.

El caso de Perelló se hizo famoso en Inca por haber conseguido levantar en sólo cuatro días-entre el viernes y el lunes de las fiestas de Sant Abdón de 2004-un chalet con la participación de una brigada de 20 hombres que trabajaron día y noche. Perelló cree que el alcalde, Pere Rotger, le ha utilizado como «cabeza de turco» para frenar la creciente indisciplina urbanística. «Si mi chalet no hubiera estado tan visible desde la carretera de Selva creo que la orden de demolición no habría sido tan rápida. Incluso mis abogados se han sorprendido», cuenta.

Dentro de quince días se producirá otra demolición y Rotger continúa firme en su decisión de frenar las ilegalidades urbanísticas en Inca.