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M.M.
Un simple muro de hormigón levantado con motivo de la reforma del cementerio se ha convertido en el punto de mira de muchos poblers, que descontentos con la nueva estética lo han bautizado con nombres como «el muro de Berlín», «el muro de la vergüenza» o incluso «el muro de las lamentaciones».

«La gente debería conocer el proyecto antes de opinar. Con este muro se marca la nueva entrada y se da una estética más moderna a esta zona en previsión de que en un futuro pueda quedar en armonía con el nuevo edificio del tanatorio, que se quiere edificar ya en la próxima legislatura», explicó, y avanzó que además el resultado final incluirá un cristal en la entrada tradicional y otros detalles estéticos poco tradicionales.

De hecho, esta parte del cementerio es la más moderna de una intensa reforma que se inició hace aproximadamente un año y que está previsto inaugurar el próximo 31 de octubre, justo antes del día de Todos los Santos.

Para muchos vecinos la nueva pared, que mide unos dos metros de altura, afea la fachada de un edificio tan tradicional como el camposanto. La polémica ha dado lugar incluso a opiniones políticas. Así, el portavoz de Independents per sa Pobla, Joan Comes, cree que la imagen que está dando esta parte del cementerio hace que se asemeje más a una «prisión» que no a un lugar de reposo y recogimiento. «Pienso que en estos casos lo suyo es seguir con la tipología existente y no crear un muro de estas características», opina.

Lo cierto, en cualquier caso, es que el proyecto final prevé que el muro de hormigón se forre de piedra para disminuir así el impacto visual.

Según explicó el propio concejal de Urbanisme, Joan Palou, esta nueva pared se ha edificado con la intención de marcar la nueva entrada lateral al cementerio.

El muro del cementerio, en cualquier caso, como ya ocurrió con la Plaza de la Concordia, corresponde a un estilo más actual de la arquitectura que no gusta a todos los poblers y que se presta más a las polémicas y debates.