Hidalgo salió esposado y con el rostro demudado.

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JAVIER JIMÉNEZ
Operación Malaya, a la mallorquina. La Operación Voramar, que se gestó en mayo pasado, estalló ayer en Andratx y el terremoto que provocó se trasladó a Palma. En el epicentro del escándalo por corrupción urbanística aparecen Eugenio Hidalgo, alcalde de Andratx; Jaume Massot, director general d'Ordenació del Territori, y Jaume Gibert, celador de obras municipales. Los dos políticos y el funcionario fueron detenidos y otras dos personas están imputadas. Y sólo es la primera fase de la operación.

Àlvaro de la Torre, titular del Juzgado de Instrucción Número 12 de Palma, la Fiscalía Anticorrupción y la Guardia Civil llevaban medio año tras los pasos de Hidalgo, Gibert y Massot. Se les imputan los siguientes delitos: prevaricación, falsedad documental, blanqueo de dinero, cohecho, asociación ilícita, negociaciones prohibidas a funcionarios y tráfico de influencias. Cincuenta guardias civiles se desplegaron desde primera hora de la mañana para asestar todos los golpes de forma simultánea. El ayuntamiento de Andratx fue tomado, ante la sorpresa mayúscula de la Policía Local, cuyo cuartel linda con la casa consistorial. A continuación se registraron despachos, oficinas y las viviendas particulares de los implicados, en Palma y Andratx. Se incautaron miles de folios de documentación, ordenadores, dinero en efectivo, joyas y cuadros de gran valor. También se precintaron pisos y mansiones, barcos, vehículos de gran cilindrada y cuentas bancarias. Según los investigadores, los tres detenidos hacían ostentación de un ritmo de vida muy por encima de sus posibilidades. Además de los tres arrestados, otras dos personas aparecen como imputadas en el escándalo. Se trata de Antonia Garí, mujer de Jaume Gibert, y el arquitecto Miguel Arenas. La operación Voramar continuaba anoche. Hoy seguirán las diligencias y es probable que se proceda a la detención de otros implicados, entre los que podrían encontrarse constructores, promotores y funcionarios.