TW
0

GUILLEM MAS
El sargento primero y comandante accidental de la Guardia Civil de Artà, Enrique Martínez Valverde, declaró el pasado lunes ante el juez que él no vió a los «manifestantes» que en actitud «agresiva», enarbolando «banderas independentistas» «daban gritos» y «proferían insultos» contra los guardas de seguridad de Pedro J. Ramírez el 14 de agosto de 2004 en la Costa dels Pins. Sin embargo, firmó un escrito incriminatorio «presionado por la prisa» contra Jaume Sastre, dirigente del Lobby per la Independència, en este sentido.

El sargento primero fue llamado a declarar en calidad de testigo para que explicara porqué reflejó estos incidentes en su informe del pasado 20 de noviembre cuando Delegación del Gobierno dijo que fue una rueda de prensa pacífica protagonizada por tres personas.

El sargento primero aseguró que el día de los hechos él estaba con el capitán Reina, de la Guardia Civil, en el «lugar de mando» que se estableció cerca del domicilio del periodista madrileño, «pero no en la costa». Tanto él «como el capitán» tenían conexión con lo que sucedía en la zona de la piscina por radio-teléfono y teléfono móvil.

Según el sargento primero, «informaciones» que recibía por radio desde la costa dejaban constancia de que había un grupo de 20 manifestantes con banderas independentistas «que se están poniendo algo nerviosos». Durante el juicio precisó que de las veinte personas que contabilizó en su informe se encontraban «bañistas, manifestantes, periodistas y algún guardia civil infiltrado».

El sargento reconoció que redactó «presionado» el informe porque se percató unos días antes del juicio que no había contestado al requerimiento judicial. Añadió que contaba con el «visto bueno» del capitán.

Martínez escribió que existió «agresividad» por parte de los «manifestantes», y lo justificó porque «a día de hoy se ha degradado el significado de esta palabra», dando a entender que se discutió sin violencia.

Al ser preguntado porqué no actuó si había gente manifestándose de manera agresiva, el sargento primero sentenció que no fue necesario porque «no pasó nada», que «no hay manifestaciones ilegales», que su capitán no lo encontró oportuno y que él es un subordinado.

Enrique Martínez se ratificó en que en ningún momento vió lo que escribió, sólo puso lo que le contaron.