El ambiente Montesori es «orden, silencio y concentración». Se promueve el respeto mutuo entre iguales y no existen los castigos , sino que se aplican las consecuencias lógicas de los actos que se realizan, ya que según explica Milus, la propietaria de la guardería e impulsora de este método, «hasta los tres años los niños descubren el mundo, son como esponjas y aprenden naturalmente, hay que dejarlos hacer por ellos mismos y guiarlos. Trabajamos desde abajo promoviendo la autodisciplina y evitando los castigos, porque el estrés y la frustración derivada de los castigos tarde o temprano hará explotar a los niños. Hay que prevenir las malas conductas».
El método Montesori trabaja con las leyes de la vida, donde cada uno busca su camino. «Los niños necesitan el amor de los padres y un ambiente preparado para la acción. Por eso tenemos juegos en los rincones de la guardería, como música, plástica, teatro, cocina,... donde los niños juegan activamente y copian la vida de los adultos. Cultivamos el deseo natural del niño por aprender», explicó Milus.
En esta guardería el error es considerado como parte del aprendizaje y no se castiga ni se señala a los niños. De este modo, aprenden a limpiar lo que han ensuciado y a respetar a los demás niños. Para prevenir los castigos se manda más trabajo al niño porque así se concentran en el trabajo y tienen la mañana ocupada. Así, cada día de la semana realizan una actividad diferente: lunes, inglés; martes, pintura; miércoles, psicomotricidad; jueves, música.
La escoleta Guille tiene capacidad para 40 niños, distribuidos en cuatro grupos con una tutora en cada grupo. El centro también dispone de una psicóloga. Los grupos se dividen en: un grupo de cero a un año, dos grupos de uno a dos años, y otro grupo de dos a tres años.
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