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MARTA MEDRANO
Las excavadoras que trabajan en la urbanización de la unidad de actuación número 1 de sa Pobla, más conocida como Can Ballester, abrieron hace unas semanas dos socavones en plena calle Traginers, que han reducido la amplitud de esta vía de diez metros a menos de cinco metros dejándola además completamente impracticable. El terreno conflictivo limita, por un lado, con un futuro supermercado y, por el otro, con la promoción de viviendas ya levantadas de Can Cirera Prim y con la zona verde anexa que, teóricamente, es uno de los proyectos estrella del PP en esta legislatura.

El portavoz del PSOE, Lluís Socies, que ha denunciado el caso, teme que la única solución a lo que considera un nuevo ejemplo de «canibalismo urbanístico» pase por «comerse toda una franja de la zona verde de Can Cirera Prim». «O bien la calle Traginers tendrá sólo cinco metros y apenas podrá pasar un coche, o bien el Ajuntament tendrá que invadir una zona verde y desplazar la calle; lo que está claro es que los promotores de Can Ballester dicen que estos terrenos son suyos y que es el Ajuntament quien debe costear la ejecución de la nueva calle y mientras todos los poblers perdemos un tramo de zona verde», dice Socies, que pide al alcalde que convoque un pleno extaordinario y urgente para aclarar los hechos.

La urbanización de Can Ballester se aprobó por junta de gobierno-íntegrada exclusivamente por concejales del PP- el 30 de junio de 2006. Del acuerdo adoptado entonces, Socies ya criticó el hecho de que la zona verde que corresponde al Ajuntament por la urbanización de esta esquina de sa Pobla, ubicada entre la ronda y la carretera de Pollença, esté situada frente al cementerio. «El equipo de gobierno negoció fatal ya que se quedó con la esquina menos válida de un urbanizable que tiene 20.258 metros cuadrados de superfície», apunta Socies, que ve «demasiados beneficios para los promotores».