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LL.GARCIA
La Sala Magna del Ajuntament de Sóller acogió ayer un pleno extraordinario con motivo del nombramiento como hijo adoptivo de Sóller del religioso hermano Rafel Orell, de 90 años, misionero de los Sagrats Cors. Durante el mismo acto oficial la Sala entregó también la máxima condecoración de la ciudad, el Escudo de Oro, al editor Pere A. Serra en calidad de presidente de la Fundació Tren de l'Art y al empresario Andreu Gelabert, por su empuje e iniciativa empresarial. El padre Gaspar Alemany, misionero dels Sagrats Cors, fue el encargado de leer públicamente los méritos de Rafel Orell, natural de Pollença y persona muy querida en el Valle, donde llegó en 1943 procedente de Roma, para prestar su servicio al Convento. El padre Alemany destacó que «casi todo su servicio religioso lo ha prestado al Valle». El instructor, al relatar los méritos del conocido «hermano des Convent», cómo todo el mundo lo conoce en Sóller, hizo numerosas incursiones a la poesía mallorquina recintando fragmentos de Rosselló Pòrcel, de Costa y Llobera y de La Balanguera y para destacar su fortaleza, humildad y trabajo, entre otras virtudes.

En sus intervenciones, todos los grupos municipales destacaron la tarea del hermano Rafel en el Convento del San Crist y en el colegio donde millares de niños sollerics, han convivido y lo siguen haciendo con el hermano. Sin embargo todos coincidieron en que «el hermano Rafel ya es solleric desde siempre, hoy lo único que hacemos es reconocer oficialmente esta pertenencia». El homenajeado, que diariamente, y a pesar de sus 90 años, continúa trabajando cada día al servicio de la comunidad religiosa del Convento y de los fieles de la iglesia, agradeció emocionado la distinción y aseguró que «yo, solleric me he sentido siempre». A continuación, el alcalde entregó el Escudo de Oro de la Ciudad al editor Pere A. Serra y a Andreu Gelabert. Pere A. Serra, que ya es hijo ilustre de Sóller, recibió la distinción en calidad de presidente de la Fundació Tren de l'Art, que preside y que, desde su constitución, ha impulsado notables iniciativas tanto culturales como de conservación patrimonial, entre ellas la adquisición del edificio modernista de Can Prunera así como su restauración y conversión en centro de arte, además de la creación de los espacios artísticos del Ferrocarril de Sóller.

En su intervención Pere A. Serra quiso ofrecer el Escudo de Oro al Ferrocarril «que es quien lo merece tener realmente y lo entregó allí mismo al presidente de la compañía, Xavier Mayol y a uno de los directivos más veteranos, Amador Pastor, que estaba presente. El hijo ilustre se refirió también a los otros dos homenajeados del día. Del hermano Rafel aseguró que «a las virtudes glosades por el padre Alemany tendría que añadirse que es uno de los mejores cocineros que conozco» y hasta afirmó que «personalmente lo propondré a académico de honor de la gastronomía mallorquina». De Andreu Gelabert afirmó que «es un de los pocos empresarios mallorquines que conozco que en lugar de ganar dinero en la Isla y invertirlo fuera lo ha hecho al revés». Finalmente, Andreu Gelabert, que ha destacado por haber recuperado el edificio emblemático de Can Cremat, hoy Gran Hotel, y recientemente por relanzar el complejo hotelero de Son Amar, agradeció «profundamente» la distinción concedida y aseguró que «esta distinción lo único que hará será motivarme a llevar todavía más alta la bandera de Sóller por todo el mundo, como siempre he hecho a lo largo de mi vida».