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MARTA MEDRANO
El panorama político de sa Pobla ha cambiado. Por primera vez en décadas un PP sin Jaume Font como candidato no tiene asegurada la mayoría absoluta y, también por primera vez, su principal rival, el ex uemita Joan Comes, concurre como líder de la nueva formación local Indepdendents per sa Pobla. El duelo entre Antoni Serra Xineta y Joan Comes Carrasquet en este municipio dónde los integrantes de las listas municipales se siguen presentado por su malnom está servido. En una segunda línea aparece el candidato socialista Lluís Socies que, según todos los pronósticos, logrará subir en votos y aumentar su hasta ahora único concejal. El trabajo de Socies en los plenos, su buena oratoria y su fair play en asuntos como el cuartel de la Guardia Civil le han hecho ganar puntos y adeptos. Más complicado puede resultar para la candidata de UM Joana Alomar logre entrar en el Ajuntament tras la marcha de Comes y los otros cuatro concejales de esta formación a Independents en 2003.

De todos modos aunque Alomar lograra un único concejal éste podría resultar clave si el PP pierde la mayoría absoluta. El PSM se presenta con una cara nueva: Sebastià Gallardo. Este concejal que sigue la línea de oposición dura de Joan Fiol es para algunos sectores la revelación de estos comicios. Gallardo se enfrenta al complicado reto de devolver al PSM el esplendor que tuvo en sa Pobla hace años. Al margen de la rivalidad de los candidatos en estas elecciones se enfrentan dos visiones del pueblo. Por un lado la ambición de Antoni Serra, que apuesta por un pueblo con polígonos industriales y por continuar con crecimiento urbanístico previsto en el planeamiento. Serra ya ha puesto sobre la mesa algunas de sus ideas para lograr que ese crecimiento no merme la calidad de vida. Sin embargo la oposición, liderada por Comes y Socies, apuesta por poner freno. La imagen de la campaña de Independents con la palabra Tèntol es toda una declaración de intenciones.

En cualquier caso a juzgar por el éxito de los recientes debates, páginas webs y por el ambiente de los bares está claro que estas municipales pueden ser unas de las más participativas de la historia. El arco iris político y la incertidumbre invitan a votar.