Los propietarios de la finca en la que se encuentra la playa de Cala Varques, en Manacor, iniciarán los trámites para que las administraciones competentes autoricen la construcción de un aparcamiento y un chiringuito en los terrenos de la finca.
Las nuevas instalaciones, en principio, no serán visibles desde la playa, que continuará siendo virgen. La zona de aparcamiento y el bar se podrían construir en el final del camino de tierra que está abierto al tránsito de coches.
«La gente pide una zona segura para aparcar su coche», dice Javier Ponce, el guarda de la finca conocida como sa Talaia. De momento, el guarda ya ha habilitado una pequeña zona para que, con su permiso, algunos bañistas aparquen su coche. «El camino está saturado de coches y mucha gente prefiere aparcar aquí», dice Ponce reconociendo el éxito de su iniciativa.
Pero la construcción de un aparcamiento en esta zona se prevé difícil. Parte de la finca está dentro de una Àrea Natural de Especial Interés (ANEI) y, para hacer el parking, se tendrían que talar los árboles y los matorrales de una parte del bosque protegido.
Por ahora, el guarda se encarga de mantener limpio el acceso a la playa. También intenta que los que acampan cerca de la playa no enciendan fuego y sean respetuosos con el bosque. Él trata con los bañistas y, por eso, Ponce sabe lo que echan en falta todos los que visitan Cala Varques: «Muchos extranjeros llegan y no llevan nada para comer ni beber, algunos se acercan a mi casa a pedirme agua», reconoce. Y a grandes males, grandes remedios: desde hace algunas semanas el guarda vende agua y refrescos a quién se los pide.
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