Algunos peregrinos que partieron a pie de su pueblo pararon a descansar en Inca. Foto: J.SAMPOL/E.BALLESTERO

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JOAN SAMPOL Caras de cansancio y sueño, agujetas en las piernas y pies doloridos. Así llegaron ayer a primera hora de la mañana las miles de personas que recorrieron decenas de kilómetros a pie hasta el monasterio de Lluc, en la XXVIII pujada a Lluc a peu de la Part Forana, organizada por la Associació d'Antics Blavets.

Los más valientes partieron alrededor de la media noche en sus respectivos pueblos, mientras que la gran mayoría partieron desde la plaza des Bestiar, en Inca, sobre las 4 de la madrugada, menos los pollencins que siguieron la ruta de la carretera de Pollença a Lluc, y otros pueblos como Alaró, Bunyola, Esporles, Sóller y Valldemossa subieron por Biniaraix, Puig de l'Ofre, Comasema y el embalse de Cúber y el Gorg Blau.

A las 7 de la mañana la zona de Ca s'Amitger, cerca de la Font Coberta, ya estaba llena de gente que hacía cola para beber un vaso de chocolate caliente y comer los donuts que repartía la organización para recuperar fuerzas. Eran muchos los que se sentaban o estiraban en cualquier sitio para descansar el cuerpo dolorido por la larga caminata.

Los políticos tampoco faltaron a la cita. El president Francesc Antich partió de Caimari, acompañado de la consellera de Educació i Cultura, Bàrbara Galmés; la consellera d'Agricultura i Pesca, Mercè Amer; y el secretario general de Educació, Francisco Javier Nieto, que fueron recibidos por el alcalde de Escorca, Antonio Gómez. También se pudo ver al ex conseller de Medi Ambient, Jaume Font, y muchos alcaldes, como Joan Comes de sa Pobla, Joan Cerdà de Pollença, Francesc Morell de Campanet, o Joan Rotger de Selva, entre otros.