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MARTA MEDRANO La sensación de calles llenas de gente por dónde resulta difícil caminar típica del Dijous Bo se vivió ayer en las calles más céntricas de Inca con motivo de la tercera feria, dedicada a la época medieval.

Las calles por dónde transcurría el mercado, como la calle Major, Jaume Armengol o Born, se llenaron de visitantes durante todo el día de ayer.
La percusión y las bromas del pasacalles élfico, representado por el teatro Tragaleguas, animó a los visitantes, que quedaban entusiasmados con los tenderetes medievales en los que se podía ver y comprar de todo. Desde un horno de pan de leña, dónde se registraban colas, hasta artesanos puliendo armaduras, tallando piedra o realizando vasijas de barro en directo o los típicos productos de comida de todas las ferias con tenderetes engalanados y vendedores disfrazados.

Al margen de la feria, ayer también se celebró la segunda Diada Ecuestre Ciudad de Inca, que se celebró en el Club Hípico Es Raiguer con un concurso de enganches.