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MARTA MEDRANO El Ajuntament d'Inca ha concedido recientemente el final de obra de la residencia de Crist Rei, inaugurada hace cerca de un año y cuyos problemas salieron a la luz en septiembre tras comprobar el Govern que la instalación carecía de final de obra y funcionaba mediante un generador eléctrico.

El primer teniente de alcalde de Inca, Rafel Torres, aseguró que «en estos últimos meses la empresa ha subsanado todas las deficiencias que existían y que el final de obra cuenta con todos los estudios e informes favorables». Torres respondió así a la denuncia efectuadas ayer por el PSOE, que asegura que las deficiencias persisten en este edificio. «Las goteras no se han resuelto y la deficiente pendiente de las duchas hace que se inunden las habitaciones, provocando trabajo extra al personal», sostienen. Asimismo denuncian que aún no se ha instalado una alarma que comunique la planta baja y los pisos, un hecho que provoca problemas durante la noche.

Los socialistas aseguran que «ahora se evidencia que el convenio con la empresa que construyó y gestiona esta residencia (ASER) se firmó mal» y recuerdan que el Govern tuvo que frenar la entrada de usuarios en septiembre al comprobar las numerosas deficiencias que presentaba esta instalación.

En las últimas semanas ha llegado al centro una nueva directora, que se espera que contrate más personal, puesto que, al margen de los problemas constructivos, una de las principales críticas de los familiares de usuarios de este centro ha sido la falta de personal desde que abrió hace ahora un año.

En este sentido, el PSOE lamenta que se haya aplicado a este centro una normativa relativa a residencias de personas mayores, y no la que corresponde a centros dedicados a personas dependientes. «El principal problema que existe es que la residencia se abrió con una ratio de sólo un trabajador por cada 10 usuarios, cuando al ser enfermos dependientes la normativa establece que debe haber cinco empleados por cada 10 personas residentes», añadió Xavier Ramis.