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Un grupo de vecinos de Llucmajor exige al Ajuntament que clausure una antena de telefonía móvil situada en el núcleo urbano del pueblo. La petición ha sido firmada hasta el momento por ciento cinco ciudadanos.

Se trata de un emisor de la compañía Vodafone que tiene una peculiaridad: está camuflado como una chimenea. Los vecinos aseguran que la compañía ha optado por esta solución para intentar evitar alarma. «Nadie quería la antena y durante mucho tiempo intentaron colocarla, pero todo el barrio dijo que no. Al final, se lo han ofrecido a un edificio con tres vecinos que son a los que les sale a cuenta tenerla porque son pocos y la compañía paga bastante», explica Magdalena Mañogil, una de las vecinas firmantes del escrito contra la antena.

Los afectados se han puesto en contacto con el Ajuntament de Llucmajor que, según asegura, les ha confirmado que el dispositivo de telefonía móvil carece de licencia. «En el municipio no hay una normativa que lo regule y tememos que el Ajuntament les dé permiso», asegura Mañogil. En este sentido, los vecinos comentan que el Consistorio envió a un técnico del Consell que midió las radiaciones de la antena, aunque aseguran que aquel día se había manipulado el dispositivo. «No sabemos a qué potencia va, ni con qué control», añade.

En el último pleno municipal salió a relucir la situación de ésta y otras antenas de telefonía dentro del término municipal, a petición del grupo socialista. El alcalde, Lluc Tomás, explicó que el municipio ha decretado el cierre de varias de ellas, pero que depende de que GESA les corte el suministro para hacer efectiva la medida de forma cautelar. Del mismo modo, reclamó al resto de administraciones normativas que regulen el sector. Precisamente, ésta es la misma petición que hacen los vecinos al Ajuntament de Llucmajor. En este sentido, ponen como ejemplo a municipios como Montuïri, que sí cuentan con normas en esta dirección.