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La Fira del Vi de Pollença alcanza su quinta edición y lo hace con récord de expositores (42 este año) y con una renovada imagen que aprovecha el espectacular Claustro de Sant Domingo para envolver los mejores vinos de las Islas. El objetivo es claro, captar a los profesionales de la restauración para que hagan una fuerte apuesta por los vinos de la tierra en sus cartas.

La Fira, impulsada en el año 2004 por la Associació Vi Primitiu Pollença, se consolida como escaparate del sector. Ayer entre las 10 y las 12 horas el recinto abrió exclusivamente para los profesionales para dejar paso a partir del mediodía a los aficionados y enamorados del mundo vinícola que desde su creación, hace ahora cinco años, no pierden la ocasión de catar una buena selección del vino balear.

La dinámica de trabajo es la de siempre. El visitante paga cinco euros y recibe una copa y un libreto para programar la cata de los vinos que le resulten más atractivos.

El presidente de la Associació Vi Primitiu Pollença, Pep Bibiloni, explicaba ayer que la feria siempre trae novedades y es que la fecha del evento está perfectamente calculada: «Los cellers muestran sus vinos, algunos de ellos embotellados hace sólo quince días o tres semanas», dice.

La Fira permanecerá abierta hoy al público general desde las 10 hasta las 14 horas.