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AMALIA ESTABÉN
El festival a beneficio de la Asociación Española contra el Cáncer celebrado ayer tarde en el coso de Alcúdia no ganó para sobresaltos. Con algo más de media plaza se llenó su aforo con muchos aficionados deseosos de pasar una buena tarde de toros. Se lidiaron siete novillos de la ganadería de Concha y Sierra, que no ofrecieron demasiadas dificultades aunque delataron su larga estancia en los corrales.

Toreaba ayer un torero de dinastía mallorquina, el matador de toros Francisco Gabriel Pericàs, que llevaba en su cuadrilla a su hijo pequeño Gabrielín. En los tendidos su esposa Isabel Regalón, y su padre, el torero Gabriel Pericàs. A éste y a su madre les brindó tras lancear bien con el capote a su novillo diciéndoles: «Va por vosotros, a ver si luego me echáis algo dentro el sombrero». Pericàs anduvo muy animoso con la muleta, se le notaba contento, aunque se le resistieron los aceros. Palmas del respetable.

Durante la lidia del cuarto novillo cunde la alarma tras un burladero. Pericàs caía desplomado, mientras varios subalternos debían de sacarle fuera del coso por el que corría un novillo. De allí directamente a la ambulancia, y mientras los facultativos hacían su trabajo, los aficionados, sus amigos, y su familia, con visibles signos de preocupación y sobre todo, muchos nervios. La lidia se paró un tiempo y el torero fue trasladado al hospital de Muro.

El primer parte médico lo ofrecieron los doctores Joan Miquel Batle y el cirujano Jaime Juliá. «Parada cardíaca secundaria a posible ictus. Ha estado en parada respiratoria y en la ambulancia ha sido remontado y estabilizado. Posteriormente traslado al Hospital General de Muro donde el servicio de cuidados intensivos se ha hecho cargo. Pronóstico: grave».

Antes del cierre de esta edición y puestos en contacto con su hijo, manifestó que «de Muro lo han trasladado al Hospital de Inca donde, tras varias pruebas para saber los motivos ha pasado a la UCI». Su hijo añadió que «hubo un momento en que se despertó, aunque se mostró nervioso». El inicio del festival también tuvo matices dramáticos. El rejoneador Nibaldo Moreira, fue descabalgado de mala manera, quedando en algún momento debajo del peso de la montura. Afortunadamente sin consecuencias. Estuvo muy por debajo de su novillo, y el palco presidido por Miguel Gomis junto a Bernat Quetglas, Juan Oliver y Jaume Soler, que anduvo generoso en exceso le regaló una oreja.

Víctor Mendes no defraudó. Puso banderillas con Padilla y el público disfrutó. La faena, vibrante, y muy variada, le valió dos orejas. Juan José Padilla también pareó junto a Mendes, tras recibir al suyo de larga cambiada. Faena con más adornos que tandas ligadas. Dos orejas.

En el quinto vino lo mejor de la tarde. Àlvaro de la Calle se lució con tandas muy buenas con la diestra y al natural, despaciosas y elegantes. Cortó una oreja. Jesús López anduvo muy discreto, sin suerte con los aceros y obtuvo una oreja. Verónica Rodríguez instrumentó buenas tandas con la muleta y su labor fue premiada con dos orejas.