La Embajada de Rumanía en España se ha dirigido al Ministerio de Asuntos Exteriores, a Delegación del Gobierno, a la Conselleria d'Afers Socials del Govern de les Illes y al Ajuntament d'Alcúdia para solicitar que se clarifique la actuación xenófoba de un comercio de informática de Alcúdia. En una carta, la embajada rechaza radicalmente el acto discriminatorio y pide, además, que se tomen las sanciones precisas si procede.
La reacción de la embajada rumana ha sido inmediata. La colocación del cartel xenófobo -«se prohibe la entrada sin previo aviso a perros y rumanos»- se hizo pública el pasado viernes y el lunes, la embajada ya se puso en contacto con el primer edil de Alcúdia, Miquel Ferrer, vía telefónica, a quien agradecieron la retirada inmediata del cartel. Tanto Delegación de Gobierno como la Conselleria han contestado a la embajada, asegurando que se trata de «hechos aislados».
La Guardia Civil investiga los hechos y ya ha tomado declaración al propietario del local comercial, Rafel Amengual, que fue candidato del Partido Independiente de Alcúdia, a quien se le podría acusar de un delito contra la discriminación por nacionalidades. Hay que recordar que en las pasadas elecciones se le ordenó también la retirada de un cartel electoral por considerarse ofensivo contra las mujeres.
En la Isla, la comunidad rumana también ha reaccionado al ataque xenófobo. Sergio Alexander Radw, presidente de la Asociación de Rumanos en las Islas, se manifestó dolido con el cartel contra los rumanos. «Poniendo este cartel han hecho daño a una comunidad que está bien integrada», afirma Radw.
Lo cierto es que actualmente en Balears la comunidad rumana es «importante», ya que ronda los 15.000 habitantes que «trabajan en sectores que van desde la hostelería a la medicina».
Desde la asociación, creen que el responsable de dicho cartel ha hecho mal en apuntar directamente a los rumanos porque la policía todavía no ha resuelto el caso del robo y el hombre puede haberse equivocado a la hora de apuntar directamente a su nacionalidad, porque podría confundirse «entre un polaco y un rumano». Aunque dicho comerciante aseguró conocer la lengua, rumano o no, la disputa estaría en el tema de generalizar con una población o una nacionalidad, tal y como piensa Sergio Radw. «Las cosas malas pueden ocurrir con cualquier persona de cualquier lugar», dijo.
El tema legal, de momento, no ha ido más allá de la propia investigación y así prefieren que sea, explica Radw, quien confía en que los robos se puedan resolver pronto.
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