La Fira de Sencelles lleva años siendo un banco de pruebas. Primero fueron los caballos, luego la repostería y, el año pasado, la temática medieval. Este año, el Ajuntantament optó porque las entidades locales fueran las protagonistas y la plaza se llenó de tenderetes desde dónde el club de fútbol trataba de captar socios, las madres del mercadillo solidario vendían camisetas, la Obra Cultural Balear explicaba sus propuestas, se vendían nuevos números de la revista Sa Sella o las mujeres de la coral hacían caja vendiendo buñuelos.
La Fira de ayer fue, sin embargo, «de transición», tal y como explicaron los responsables políticos. El concejal de Cultura y Educación, Albert Aguilera (EU-EV), indicó que en próximas ediciones esta feria tratará de reconvertirse en una semana cultural atractiva. «Queremos potenciar actos como la degustación de vinos de Sencelles, acompañada con música que tuvo mucho éxito el sábado por la noche», comentó.
En cualquier caso la Fira de ayer, aunque sin una temática concreta, llenó las calles de gente. En los puestos del Govern que ofrecían zumo de naranja y cóctel de aceite gratuito hubo colas, como también a la hora de comprar buñuelos.
La escuela de Can Bril acogió una muestra de bonsais y en el patio se pudieron ver exhibiciones de maquinaria agrícola. El resto del pueblo se llenó de tenderetes con todo tipo de joyas, juguetes, chucherías, libros y puestos de comida diversos.
El alcalde, Joan Carles Verd, paseó precedido de dos xeremiers y acompañado de numerosas autoridades. La conselleres del Govern d'Agricultura, Mercè Amer, y d'Afers Socials, Fina Santiago, o las conselleres insulares Dolça Mulet y Maria Lluisa Dubón, además de muchos concejales, estuvieron en Sencelles.
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