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El nuevo centro de salud de Porto Cristo abrió sus puertas ayer y, en su primer día de funcionamiento, los pacientes se encontraron con un equipo médico ultimando los detalles del reciente traslado. Aún así, la satisfacción era un sentimiento más o menos generalizado. «Tenemos que dar las gracias a los pacientes por la paciencia que han tenido durante este primer día algo caótico para todos», afirmó Bernadí Bou, responsable médico del recién estrenado edificio.

Y es que mientras algunas consultas estaban totalmente preparadas para atender a los cerca de 350 pacientes que ayer tenían cita con su médico, otras estaban en pleno traslado. «Todavía estamos ubicándonos y aunque el desconcierto es más o menos generalizado, tanto el equipo como los pacientes que hasta ahora han llegado estamos muy ilusionados», aseguraba Rosa María García, la responsable de Admisión.

Aún así, algunos trabajadores no ocultaban su indignación. «Trabajaba en Manacor y me han trasladado aquí, cobro menos y estoy aún más lejos de mi casa», se quejaba uno de los empleados. Otro grupo de trabajadores discutían sobre las fechas del cambio de edificio y afirmaban que «si ya es complicado hacer un traslado de esta índole, hacerlo en plena temporada turística, cuando los pacientes del centro se multiplican por dos o por tres, es de locos». Porque los pacientes que se derivarán al nuevo centro serán los vecinos de las urbanizaciones costeras que hay entre Cala Murada y s'Illot. Unas 10.000 personas a las que, en verano, hay que sumar los turistas, los trabajadores de temporada y los que vecinos de pueblos de interior que en los meses de calor se trasladan a la costa.

Cajas perdidas, salas de espera demasiado pequeñas y algunos desajustes arquitectónicos en la concepción del edificio fueron algunas de los inconvenientes más comentados durante el día del estreno del centro de salud.