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MARGALIDA BONNÍN La promesa de un nuevo local de la tercera edad se ha quedado en eso, en una promesa. Los vecinos de Ariany ven como lo que tenía que ser su centro para personas mayores, ubicado en el casco urbano de la localidad, está paralizado y convertido en un edificio lleno de polvo y sin ninguna función.

La historia se remonta hasta el año 2006, cuando la asociación de personas mayores pidió una subvención al Govern de Jaume Matas para poder contar con un nuevo local en el pueblo. Así, poco después s'Institut, perteneciente al Consell de Mallorca, también en manos del PP, subvencionó con unos 44 millones de las antiguas pesetas a la asociación. La mayoría de ellos se destinaron a la compra del solar, que casualmente era propiedad del mismo presidente de la asociación, Joan Curient, el dueño de una conocida fábrica de materiales para la construcción y uno de los protagonistas de la independencia del pueblo.

Ya comprado el solar, «la subvención de s'Institut se ha quedado coja», explica Curient. A lo que añade: «El Ajuntament no colaboró. Esto es insólito tratándose de una obra social sin ánimo de lucro».

Por parte del Ajuntament la versión de los hechos cambia. «Nosotros no sabíamos nada», explica Joan Ribot (UM), alcalde de la localidad. «Teníamos constancia de que contaban con licencia de obras, pero no sabíamos cómo lo financiaban. Actuaron a nuestras espaldas».