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A. POL/M.RAMIS Parece que la estabilidad gubernamental no quiere llegar al municipio de Búger. Momentos antes de iniciarse el primer pleno del nuevo gobierno de ayer por la noche, los dos ediles de UM abandonaron la sala de plenos al no estar de acuerdo con la iniciativa del alcalde Bartomeu Alemany de ceder la palabra al PSM para leer un manifiesto de condena a la pintadas que aparecieron en la fachada del Ajuntament el miércoles por la mañana.

El portavoz de UM, Manuel Patiño, expresó su desacuerdo con la iniciativa «por llegar tarde» y lamentó que «en ningún momento nuestro partido ha recibido una llamada de solidaridad del PSM. Han tenido 36 horas por llamarnos y aún no lo han hecho». Patiño esperaba «que fuera el alcalde quién impulsara el manifiesto de condena. Así lo habría aceptado, sentenció». Así las cosas, los dos regidores de UM abandonaron la sala de plenos en el momento que se leyó el manifiesto del PSM, que obtuvo el apoyo del grupo popular, en el equipo de gobierno.

La declaración del PSM condenó «de manera clara y sin reservas» los hechos ocurridos la madrugada del miércoles y acusó de «antidemocráticos» a sus autores, al tiempo que se desvinculó de ellos.

Asimismo, los nacionalistas consideraron que este tipo de acciones «contribuyen a crear un clima de malestar y crispación que por nada beneficia a la convivencia de los vecinos» e hizo una llamada al sentido común de todos los políticos municipales. El portavoz del PSM, Pere Perelló, aseguró «no entender la actitud de UM» y lamentó que no se hubieran adherido al manifiesto. Por su parte, el recién elegido alcalde, Bartomeu Alemany manifestó que llamaría a la oposición «para consensuar una moción institucional de condena de los hechos».