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M.B./G.M. Las ferias nocturnas se han convertido en citas ineludibles del verano mallorquín. Cada año, más poblaciones tienen la suya propia y así lo demuestra el hecho de que el pasado sábado eran tres los pueblos que organizaban una: Manacor, Ariany y Capdepera. Indiscutiblemente, la de Ariany, la más tradicional, es la que demostró estar más consolidada entre sus vecinos.

La quinta edición de la Fira Nocturna d'Ariany se inauguró con un pasacalles en que los Gegants de Acúdia visitaron todos los estantes al son de los Xeremiers del Pla. Una multitud se reunió en esta feria que combina a la perfección artesanía, gastronomía, promoción del producto local y participación de los vecinos.

En Manacor, los expositores de productos autóctonos y artesanos se instalaron, sobre todo, en la Avenida del Torrent y la plaza de Ramon Llull. Allí se podía encontrar desde una exposición de herramientas antiguas de foravila hasta un maestro artesano de la lata. En esta edición, la Fira de Manacor mejoró sustancialmente respecto a los años anteriores.

Mientras tanto, en Capdepera la Plaça d'Orient se llenó de paradas con productos artesanos en la que es su segunda feria nocturna. Una de las protagonistas de la noche fue, por supuesto, la llata.