La Hereva Major y las damas de honor, durante la procesión. Foto: JOAN LLADÓ

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CARLOS RUIZ La reliquia de Santa Catalina Thomàs volvió a recorrer un año más a las calles de Valldemossa. La localidad mallorquina se engalanó para rendir tributo a la tradición. Las calles se llenaron de guirnaldas de colores, algunos «valldemossins» escogieron su mejor muda para la ocasión y la gran mayoría se vistió, como es costumbre, de pagés.

Los actos de celebración comenzaron a las ocho de la tarde en la iglesia de Sant Bartomeu, donde el párroco Llorenç Lladó ofició la misa. La iglesia, llena, y las calles, también. La gente ocupaba cada rincón cercano a la plaza de la iglesia a la espera del comienzo de la procesión de la reliquia de Santa Catalina.

Tras 45 minutos, aproximadamente, el estandarte con la imagen de la Santa asomó por la puerta de la parroquia y simbolizó el inicio de la comitiva. Ésta la formaron la beata, Aida Villa; la Hereva Major, Lourdes Torres; los angelets y las damas de honor, Lluçia Mas, Catarina Montaner y Nadine Bestart. Acto seguido, cargaron a hombros la figura de Santa Catalina, con los miembros del Ajuntament justo detrás y el cura portando la reliquia. Por último, la banda de música Montuïri amenizó el acto.

Tras ellos, el pueblo entero les seguía. Los niños vestidos de payés ofrecían «confit» y las mujeres llevaban en sus cestas todo tipo de flores: margaritas, claveles, girasoles...

Finalmente, para honrar a la santa, los valldemossins realizaron la tradicional ofrenda floral. De nuevo en la iglesia, el párroco volvió a tomar la palabra para cerrar la celebración con un exultante ¡Visca Santa Catalina!