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R. ROSSELLÓ El alcalde de Calvià, Carlos Delgado, hizo de una comida del equipo de gobierno municipal un capítulo de una serie de espías. La cita había despertado curiosidad en el pueblo, ya que se producía justo tras la purga de cargos de confianza fieles a la dirección del PP y se esperaba que el alcalde reorganizara su equipo de gobierno. En concreto, numerosas fuentes municipales hablaban de un probable cese de la concejala de Turismo, Catherine Mentink.

Finalmente, la reunión sirvió para que el alcalde aleccionara a sus ediles ante los rumores que han surgido tras su derrota en el congreso del PP. Así, les pidió que tuvieran calma por el momento, en especial a Mentink, aunque no cerró la puerta a una remodelación a medio plazo. También les trasmitió su reconocimiento por el trabajo realizado y les deseó feliz verano.

Eso sí, el primer edil quiso evitar a toda costa la imagen de todo su grupo reunido. En principio, Delgado había convocado a sus ediles a las 14'30 horas en un restaurante cercano al Ajuntament. Apenas media hora antes de la cita, desde el gabinete de Alcaldía se canceló la comida. La reunión se trasladó a las dependencias municipales, donde apenas quedaba nadie, ya que estos días los funcionarios salen algo antes. Allí, todo el equipo de gobierno municipal estuvo reunido durante hora y media. A las cuatro de la tarde, a la hora de salir, tanto el alcalde, como los once concejales del PP hicieron lo imposible porque nadie les viera: un grupo de ediles salió desde el aparcamiento municipal por la calle de Can Vic en dirección prohibida. El alcalde abandonó el Ajuntament directamente desde el garaje. Mentink incluso se saltó un semáforo en rojo para huir de la prensa y algún otro edil continuó un rato de más en el Ajuntament para evitar cruzarse con los medios de comunicación.