Una obra en la calle Santa Victoria, en la urbanización de sa Torre. Foto: MIQUEL ÀNGEL CAÑELLAS

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Vecinos de la urbanización de sa Torre están indignados con el Ajuntament de Llucmajor porque infringe su propia normativa anti ruidos. Desde que se inicio el verano, la Asociación de Vecinos de sa Torre denuncia la ejecución de obras particulares que deberían haberse paralizado al inicio de la temporada estival según contempla la normativa municipal. Esta ordenanza, similar a la de otros ayuntamientos de la Isla, prevé parar las obras molestas en julio y agosto.

En concreto, vecinos y asociación han interpuesto unas seis denuncias que, de momento, no han servido para nada. La indignación crece porque la Policía Local toma nota de la denuncia, «pero alega que no puede hacer nada más». Y así es, las obras continúan sin ningún tipo de aviso.

Lamentable
«Es lamentable que el Ajuntament no cumpla su propia ordenanza», denuncian a este diario fuentes del colectivo vecinal. Trasncurrida gran parte de la temporada estival, los vecinos temen que pasen todo el verano con ruidos. Como ejemplo, ponen varias obras que se desarrollan en la calle Santa Victoria, donde se construyen nuevas edificaciones sin interrumpir el proyecto.

Este periódico ya se hizo eco recientemente de los ruidos en Cala Blava por el mismo motivo. En este caso, los vecinos también reivindicaban mayor celeridad para ordenar la paralización de las obras en los meses de verano. Era mediados de julio, y el delegado de Urbanismo afirmaba que había dado la orden a la Policía Local de inspeccionar el municipio para detectar posibles infracciones a la ordenanza. Se habían detectado irregularidades en el Puig den Roig, en s'Arenal y en el propio pueblo, y el propio concejal reconocía que no se había decretado ningún decreto de cierre de la obra.

Finalidad
Precisamente este normativa tiene como finalidad no provocar molestias a residentes y visitantes en plena temporada turística. El objetivo, en Llucmajor, no se cumple porque, o bien no se paran las obras, o bien tardan en hacerlo. En el caso de Cala Blava, las obras de un chalet en primera línea se paralizaron después de varias denuncias vecinales. El problema es que el año pasado, en este misma zona, ocurrió lo mismo: las obras no se paraban.