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La Fira d'Època pone el broche final a las tres ferias de Inca lo que supone de facto el inicio de la cuenta atrás para la llegada de la madre de todas las ferias, elDijous Bo, que transformará la ciudad el próximo 13 de noviembre.

La intensa lluvia abría ayer la jornada dominical de la Fira con los peores augurios.
Los mercaderes, a resguardo bajo toldos y plásticos intentaban proteger el género a la espera de que el tiempo diera un respiro y lo dio. Ya cerca del mediodía salió el sol y los inquers respondieron masivamente saliendo a la calle a disfrutar de su tercera feria, la menos tradicional pero que muchos califican como la más vistosa.

Bajo la tutela de la Fira d'Època, Inca regresa al medievo para disfrutar especialmente de la gastronomía más natural, productos artesanos y carnes a la brasa que satisficieron a los visitantes.