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LAURA MOYÀ El alcalde de Campos, Guillem Ginard, se reunió ayer por la tarde con la presidenta del Consell, Francina Armengol. El objetivo: hablar de las posibles soluciones a nivel urbanístico que la institución insular podría aplicar en el municipio. De fondo, el campo de golf de Son Baco y la decisión del Consell de no permitir el proyecto. De momento, UM no renuncia a Son Baco, aunque propone una petición: reducir el suelo residencial de la localidad a cambio de aumentar el turístico.

Durante el encuentro, que sirvió para que las dos instituciones recuperaran el diálogo tras el conflicto, se trataron diferentes cuestiones con una meta en común: «Poner orden al caos urbanístico de Campos», según fuentes consultadas por este periódico. Una de estas opciones pasa por «fijar el desarrollo territorial» de la localidad, que «ha crecido sin ninguna programación». ¿Cómo? «Regulando el uso de los diferentes suelos».

Una regulación que pasaría por eliminar suelo residencial (las normas de Campos permiten hasta 5.000 nuevas plazas) por suelo turístico. De esta manera, «podría llevarse a cabo algún proyecto interesante para el municipio», según otra fuente.

Una iniciativa por la que UM podría renunciar al campo de golf y que podría hacer extensible a otra propuesta: la eliminación de las dos Àreas de Reconversión Territorial (ART) previstas en Campos. Si no su eliminación, sí negociar la salida que podría darse a las dos ART, que en la actualidad se mantienen en el Pla Territorial, pero que, para su desarrollo, necesitan un reglamento.

La de ayer fue una primera toma de contacto entre las dos instituciones tras el conflicto iniciado tras la decisión de la institución, vía Consell Executiu, de aceptar la caducidad del interés general del proyecto de campo de golf. A la reunión no asistió ningún conseller de UM. Ahora, el PP está estudiando presentar una enmienda, que presentaría en el Parlament, para legalizar Son Baco a través del 'decreto Nadal'.