Vista aérea de Cala Barques donde se aprecia claramente la roca sumergida conocida como sa Llosa.

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Es una de las calas más hermosas de la Isla, reclamo desde tiempos ancestrales para artistas procedentes de todo el mundo. La espectacularidad de sus olas ofrece una de las vistas más impresionantes de Mallorca pero todo tiene su precio. Desde 1955 Cala Barques ha perdido 11 metros de la superficie de playa, víctima del fuerte oleaje que desplaza la arena hasta la parte posterior de una roca sumergida conocida popularmente como Sa Llosa.

El gran temporal que azotó la costa balear en noviembre de 2001 no hizo sino acrecentar los efectos de una pérdida de arena que entonces se hacía ya más que evidente.

El Ajuntament de Pollença negocia ahora con la Demarcación de Costas de Baleares, la posibilidad de acelerar artificialmente el proceso de recuperación de arena de una playa, la de Cala Barques, que si siguiera su regeneración natural no se completaría antes de veinticinco años. La delegada del Moll, Fancisca Ramon, y el regidor de Medi Ambient, Jaume Plomer, han mantenido ya una primera toma de contacto con el jefe de Costas, Celestí Alomar, para negociar el proyecto.

El proyecto responde a un estudio realizado por el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea) durante la legislatura pasada y contempla extraer la arena de un banco de sedimentos situado a 1 kilómetro de Sa Llosa para devolvérsela a la playa.

El citado estudio trataba de descifrar el funcionamiento natural de esta playa y reveló una tendencia erosiva de aproximadamente tres metros cada diez años. Desde 2002 la línea de costa en el margen oriental ha retrocedido seis metros y se ha perdido un volumen de 6,1 metros cúbicos de arena por metro.

Ya en 2002 hubo un primer intento de regeneración artificial por parte de Costas, siendo Jaume Matas ministro de Medio Ambiente, pero este fue interrumpido a petición del propio Ajuntament de Pollença que alertó de su impacto sobre el ecosistema natural, dada la agresividad del proceso de dragado elegido. Posteriormente y a petición de la asociación de vecinos de Cala Sant Vicenç, se estudió la posibilidad de extraer la arena que se acumula junto a la roca sumergida conocida como Sa Llosa para devolverla a la playa pero el estudio que realizó el Imedea advirtió que la arena que se deposita justo detrás de Sa Llosa es una reserva natural de arena para la playa y su retirada podría desestabilizar el ecosistema por lo que ahora se estudia ir un kilómetro más allá.