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MICHELS Jornada medioambiental lamentable la de ayer en la playa de Palmira, en Peguera, donde la ocupación turística debida a la bondad climatológica ya era muy notable. La conjunción entre un vertido de aguas residuales en el torrente que desemboca en el arenal y la presencia de algas «invernales» sin retirar, provocaron la indignación de comerciantes, residentes y visitantes.

Tareas de limpieza
«Tuve un mal presentimiento cuando vi los camiones con cisterna que en teoría iban a desatascar tuberías -señaló un vecino-, y luego llegaron el olor fétido y las aguas verdes en la desembocadura del torrente en la playa. Era una operación del Ajuntament, y como otras veces su resultado ya no me parece una chapuza sino una tomadura de pelo».

En efecto, desde primera hora de la mañana varios camiones de una empresa especializada en tareas de limpieza de tuberías y conductos atrancados comenzaron a trabajar en el entorno de las calles Capdellà y Mallorca, con la supervisión de operarios municipales.

Indignación
Horas después, y sin que se conozcan las causas -la Policía Local levantó atestado e investiga las circunstancias-, la desembocadura del torrente en la playa de Palmira comenzó a transportar hasta el mar aguas de olor nauseabundo y color verdoso, causando la alarma y la indignación de las decenas de personas que ocupaban el arenal o se bañaban.

«No termino de comprender cómo pasan estas cosas en un municipio de sello turístico como Calvià -comentó una residente, testigo de los hechos-, pues si nos llamaba la atención la falta de diligencia para retirar las algas en una playa tan visitada como Palmira, lo del vertido de hoy es de una gravedad que requiere como mínimo explicaciones públicas».