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B. RAMIS/A. POL El ex banquero Mario Conde -encarcelado por su implicación en los casos Banesto y Argentia Trust- abrió ayer las fiestas de Caimari con un pregón en el que se reivindicó como «no foraster» y profesó su «amor» a Mallorca. Para probarlo, Conde leyó el discurso íntegramente en catalán con un buen acento sorprendiendo a los asistentes. Unas 500 personas, caimariencs y del resto de la Isla, abarrotaron la iglesia del llogaret.

Conde defendió que «quien a pesar de haber nacido en Mallorca no ama a su tierra, y no la respeta, no es mallorquín, y en cambio, quien la ama y respeta, donde quiera que haya nacido, es mallorquín».

De la llegada de Mario Conde a Mallorca se cumplen ahora, según dijo, 35 años. «Y desde entonces nunca hemos faltado, excepto cuando me lo han impedido, reteniéndome en un sitio nada confortable», explicó en referencia a su paso por el presidio madrileño de Alcalá Meco.

Y prosiguió: «Por la tarde, cuando se ponía el sol, me sentaba en una silla y miraba a través de un pequeño orificio por donde entraba el aire y la luz, y soñaba, soñaba con Mallorca».

Conde también habló de su nexo con Caimari a través de la producción de aceite. «No diré si el mío es mejor que el de Caimari. Lo dejaremos así: los dos mejores aceites del mundo son el de Caimari y el nuestro».

El alcalde de Caimari, Pere Seguí, ya había invitado a Mario Conde a pronunciar el pregón en ocasiones anteriores, pero éste nunca había aceptado alegando que no sabía suficiente catalán.