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Severa Maradiaga se convirtió ayer en la primera hija adoptiva de Inca. El pleno aprobó en un emotivo acto el reconocimiento a esta maestra avanzada a su tiempo que luchó toda su vida para reivindicar la necesidad de instruir a la mujer en una sociedad dominada por hombres. El acto público de nombramiento se hará el 5 de noviembre en el Casal de Cultura; ayer se debatió y aprobó la ponencia de reconocimiento.

Nacida en 1871 en Guernica, Maradiaga se convirtió en inquera de adopción al casarse con Pedro Ferrer, que años después llegaría a ser el alcalde de la ciudad. Maradiaga fundó la primera academia para mujeres de Inca, la academia Maradiaga. Sus discursos, entre ellos el que pronunció el 18 de julio de 1894, en el centro militar sobre el papel de la mujer y sus pocas posibilidades en el mundo de la educación, hicieron historia en una sociedad dominada por los hombres y no había acto cultural o social que no contara con Maradiaga como invitada.

El alcalde, Pere Rotger, lamentó ayer que el reglamento municipal imposibilite por su origen foraneo declarar hija ilustre a Maradiaga.