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La reforma integral del tradicional monumento a la Beata, en la plaza de la Santa Margalida, incluida dentro de las obras de peatonalización del centro histórico, está levantando ampollas en un pueblo para el que este espacio es un símbolo casi «intocable».

El proyecto, de estética contemporánea, prevé la instalación de una inmensa jarra de hierro que ahora ha sido despiezada para incorporar sus fragmentos al jardín del monumento en una clara alusión a la popular «trencadissa». Prácticamente sólo se conserva la estatua, el resto poco tiene que ver con el monumento de los años 70. Las reacciones no se han hecho esperar.

El portavoz de UM, Joan Monjo, registró el viernes un escrito en el Ajuntament solicitando «una consulta popular» sobre la conveniencia de continuar con la colocación de los trozos de Sa Gerra, tal cual se está haciendo en estos momentos, destruyendo el rincón del monumento de la Beata o bien que se proceda a la reconstrucción de Sa Gerra colocándola en la rotonda de la carretera. Solicita además «la reconstrucción del entorno del monumento de la Beata con un estilo adaptado al carácter propio de La Beata».

Fisonomía
PSOE e Independents también se oponen firmemente al cambio. «No nos podemos imaginar que en París se quisiera cambiar la fisonomía de la torre Eiffel», dice Miquel Cifre.