Moros i Cristians en Pollença | M. À. Cañellas

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Mare de Déu dels Àngels, Assistiu-nos! Pollencins, alçau-vos! Els pirates són aquí!». El grito de alerta del joven Joan Ramon, en el papel de Joan Mas, prendía ayer tarde la mecha de la batalla veraniega por excelencia, la que rememora el ataque de los moros a Pollença el 31 de mayo de 1550. Un baño de tradición regado con mesclat en el que los moros 460 años después aún salen vencidos.

La historia hace caer año tras año la balanza del lado de la marea blanca cristiana, vestida con ropa de dormir y armada por barres, remos y tridentes, en minoría frente al colorido ejército sarraceno encabezado por el pirata Dragut, interpretado este año por Jaume Oliver.

La madera del Pi de Sant Antoni ha servido durante años para realizar las espadas que permiten armar al poderoso ejército sarraceno pero la crisis económica ha tenido este año sus efectos en el simulacro y por primera vez los moros han tenido que fabricar sus propias espadas ahorrando así al Ajuntament de Pollença los 8.000 euros anuales que invertía en transformar el Pi de Sant Antoni en las espadas de la batalla, un gesto criticado por algunos y alabado por otros.

No era el primer año que el Ajuntament de Pollença se apretaba el cinturón, de hecho dejó de fabricar las espadas ya en 2009, pero el remanente de armas de batallas anteriores impidió entonces que el pueblo tomara conciencia del cambio. Esta vez el Ajuntament advertía ya en su programa de fiestas que no entregaría espadas con el objetivo de que los moros estuvieran sobreaviso evitando así ayer un desarme generalizado.

La batalla que rememora el ataque de los piratas a Pollença el 31 de mayo de 1550, se inició ayer tal y como marca la tradición a las siete de la tarde en la Plaça de l'Almoina y desde allí el fulgor de la pelea corrió como la pólvora por todo el pueblo hasta alcanzar el campo de fútbol de Can Escarrintxo donde tras soportar toda clase de penurias los cristianos lograron un año más alzarse con la victoria.

Una vez terminada la batalla el líder de los cristianos pasea la bandera de los moros por todo el campo de fútbol para dar fe de la victoria y levantar el ánimo de los supervivientes, sin olvidar que el ataque ocasionó hace 460 años, numerosas víctimas en su bando.

Los cristianos supervivientes de la batalla, encabezados por Joan Mas se dirigen a la iglesia parroquial donde entonan el Tedéum de mossèn Miquel Tortell en honor de su patrona, la Mare de Dèu dels Àngels, dando por finalizado el simulacro de la batalla de este año.

Los pollencins viven con auténtico fulgor no sólo la batalla sino todos los preparativos de su fiesta. Las elecciones de los candidatos a interpretar a Dragut y a Joan Mas, marca ya en pleno mes de julio el inicio de la cuenta atrás de un simulacro que atrae cada 2 de agosto a miles de personas hasta Pollença.

Aunque el simulacro de los moros y cristianos es sin duda el plato fuerte de las fiestas de la patrona, ya en la mañana, la emoción de los pollencins y pollencines se deja notar durante la celebración del oficio mayor en la iglesia parroquial donde los cossiers realizan el ball de la Oferta en honor a su patrona.