La plaza de Can Pere Ignasi acogió la 'Festa de la Panxa Roja' | J. Rigo

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La duodécima edición de la 'Festa de la Panxa Roja' de Campos fue una de las más emocionantes y largas de los últimos años. La lucha por el relevo en el poder entre los quintos de este año, nacidos en 1992, y los que cumplen diecisiete años, fue larga y llena de obstáculos.

Todo empezó a las doce la noche, al sonar la batucada que hizo concentrar los quintos 2010 y los quintos 2011 ante el Ajuntament. Desde allí partieron juntos en comitiva hasta la plaza de Can Pere Ignasi, donde tuvo lugar el relevo generacional.

Pruebas y juegos

Tal y como manda la joven tradición, los quintos se retaron a estirar cuerda unos contra otros. Por primera vez ganaron los más jóvenes en un tiempo récord y en el primer intento. Animados por la victoria los del '93 intentaron subir al palo enjabonado para conseguir coger el pañuelo rojo situado en lo alto del palo. Un pañuelo que el año que viene les dará el poder de cantar 'sales' y conseguir 'panades' y donativos de los vecinos del pueblo.

Los del 1988, que tenían que ceder el relevo y, a la vez, eran los organizadores de las diferentes pruebas, ejercieron de veteranos. Aún así, los más mayores no pudieron contener las ganas de ganar a los nuevos jóvenes oficiales del Campos y el circuito sirvió de venganza a los quintos de este año.

Pero la fiesta en el municipio de Campos había empezado horas antes con la cena de tumbet a la que asistieron más de un millar de 'campaners'.

Todo empezó a las ocho de la tarde cuando los 'caparrots' y las 'xeremies' salieron del Ajuntament para animar la cena que sirvieron, como no, los quintos nacidos en 1993 junto con algunos ediles del consistorio.

Y si la fiesta había empezado pronto, no acabó hasta las cinco de la madrugada.