La parroquia se llenó para sumarse al homenaje. | Assumpta Bassa

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«Durante esta larga estancia entre nosotros habéis trabajado y cuidado esta tierra hasta transformarla en un verdadero Betlem. Siempre habéis estado al lado de los artanencs y vuestra presencia acogedora y serena ha hecho que fuera una fiesta subir a la ermita». Estas eran las palabras de un pueblo en agradecimiento a toda una vida dedicada a la contemplación, a la comprensión y a trabajar para los demás.


Han sido 205 años de velar por la ermita de betlem, 205 años dedicados al pueblo de Artà, a su gente y a su tierra. Una labor y una entrega silenciosa que ayer llegaba a su final. Por todo ello el pueblo de Artà rendía un cálido y sencillo homenaje a los ermitaños que dejan la ermita debido a su avanzada edad y para dedicarse a una vida más espiritual y más tranquila en Valldemossa.


La iglesia parroquial de Artà acogía ayer por la tarde una misa concelebrada presidida por el obispo de Mallorca. Una misa de agradecimiento por los años dedicados a la ermita. La parroquia se llenó de vecinos que no quisieron perderse este acontecimiento.


Buenos payeses


El obispo durante el sermón recordó la labor llevada a cabo por la congregación de Betlem. «Hemos visto una gran bondad en ellos sin adornos superfluos como buenos payeses de nuestra tierra». Recordó también su «sencillez y su pureza de corazón». «Ha sido todo un regalo».


Tras una emotiva eucaristía vinieron los gestos de agradecimiento. El Ajuntament quiso sumarse a los actos de reconocimiento a esta labor.


La alcaldesa accidental, Maria Francisca Servera pronunciaba unas emotivas palabras y hacia entrega de una placa: «Cuando os hemos necesitado siempre habéis estado ahí. Contareis siempre con la memoria agradecida de todos los artanecs. Os entrego este recuerdo que representa el agradecimiento por vuestra dedicación al pueblo de Artà».


También el rector Antoni Amorós agradeció la labor de los ermitaños y el obispo les entregó un decreto de acción de gracias y unas cruces a cada uno de ellos.


Fue un homenaje muy sentido donde se pudo ver a unos religiosos emocionados por el cariños recibido del pueblo de Artà. «Nos hemos sentido siempre apoyados por los artanencs».


Y sonaron las canciones: «Es lo hora dels adeus»... y el acto se cerró con el himno a la Mare de Deu de Sant Salvador.
Empieza una nueva etapa en Valldemossa. «Seguro que os hecharemos de menos».