Del desierto al oasis de s'Illot

1 de 3 | Una imagen idílica del s'Illot de los 60.

2 de 3 | Jaime de Juan ha dedicado su vida al turismo. | Assumpta Bassa

3 de 3 | S'Illot ha crecido, tal y como se observa en la imagen.

Assumpta Bassas'Illot-Manacor30/09/10 0:00

Año 1963. S'Illot casi no existía. Era un lugar «pobre y despoblado», sin ninguna infraestructura, sin agua, luz ni teléfono, sin colegio, farmacia... Con este panorama tan desalentador hubo un joven, Jaime de Juan, que fue un «visionario», tal y como se define, que creyó que si construía un hotel junto a la playa, sería un éxito. Han pasado años desde entonces y este joven se ha hecho mayor, como mayor se ha hecho este núcleo costero que hoy en día no tiene nada que ver con aquel entonces.

La actividad turística en este núcleo se iniciaba en los años 60 con dos hoteles y una pensión y poco más de un centenar de plazas. Hoy hay nueve establecimientos y una capacidad para alojar a 2.400 personas.

Jaime de Juan fue uno de los impulsores del turismo en el Llevant. Ahora ha cumplido los 70 años, 57 de ellos dedicados al turismo y ha decidido que era hora de jubilarse. Y tal fecha merece una gran celebración.

Hoy su hotel, aquel que ha visto crecer s'Illot, acogerá una gran fiesta para celebrar sus años entregados al turismo y nada menos que están invitados más de 500 personas. El President del Govern, Francesc Antich, los alcaldes, los grandes y pequeños hoteleros y amigos disfrutarán de una velada donde se rememorarán los momentos en que s'Illot comenzó a emerger. Tiene sobre sus espaldas un gran bagaje turístico, muchas anécdotas, una gran experiencia pero sobre todo una «manera de hacer turismo muy diferente a la de ahora. Por encima de todo destacaba la amabilidad, queríamos que el cliente se sintiera bien».

Explicaba su llegada a s'Illot. «Yo tenía un solar justo frente al mar y decidí que allí teníamos que hacer un hotel. En el 64 levantaba el establecimiento con 54 habitaciones. No había más que dos habitantes y algunos visitantes, manacorins y vilafranquers que cuando venían llevaban el colchón porque no había nada». Ahora todo ha cambiado: hay colegio, farmacia, un paseo marítimo y una gran oferta complementaria.