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Los propietarios de las fincas situadas en un radio de un kilómetro alrededor de Lavanderías Diana, junto al torrente de Solleric en Sencelles, han dejado de consumir agua de sus pozos tras detectar restos de sedimentos y espumas. «Es una porquería, las plantas se mueren porque el agua no es buena y ya no la podemos beber», dice Jordi Nicolau, uno de los afectados.

El alcalde pedáneo de Biniali, Miquel Fiol, los vecinos de la zona y varios miembros del Grup d'Amics del Medi Ambient (Gadma) se reunieron ayer con el secretario general de la Agencia Balear de l'Aigua i la Qualitat Ambiental, Antoni Sans, para analizar la situación y determinar si hay signos de alerta a pesar de que las últimas analíticas del torrente realizadas por Lavanderías Diana están dentro de los límites que marca la ley.

Análisis
El gerente de Abaqua explicó que «la empresa de lavandería realiza análisis cada mes y los datos están dentro de los límites», si bien no descarta que «el Govern realice analíticas extraordinarias si los vecinos presentan formalmente una denuncia por la contaminación de sus acuíferos.

«No podemos beber agua, los efectos de la lavandería y de las depuradoras se notan en el torrente. Tenemos que mirar si se puede parar esto teniendo en cuenta además que somos un pueblo pequeño», explicó ayer el alcalde pedáneo Miquel Fiol.

A principios de la legislatura pasada, el Ajuntament analizó 18 pozos en la zona de los que 16 mostraban signos de contaminación, según denunció ayer el portavoz de Gadma, Bernat Fiol, que anima a los vecinos a presentar ahora denuncia civil .