Las calles y avenidas de la ciudad se llenaron de gente para disfrutar de la muestra de todo tipo de productos. | A.Bassa / J. Socies

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Manacor ayer se convirtió en la capital comercial, de la artesanía y de la ocasión del Llevant. Pese al calor y al sol que invitaba a ir a la playa, las principales calles de la ciudad se llenaron de gente y de animación. Los visitantes iban a la búsqueda de una buena oferta porque la crisis todavía está bien presente y es en estos acontecimientos cuando hay que aprovechar más que nunca. Los comerciantes para hacer caja con rebajas anticipadas y los particulares para llevarse objetos de calidad a buen precio.

Este año se cumple la XX edición de la Fira Agrícola, Ramadera e Industrial. Se ha sobrepasado la mayoría de edad con una gran aceptación. Manacor con más de 40.000 habitantes merecía una feria de grandes dimensiones y efectivamente en los diferentes stands repartidos por la ciudad se podía encontrar de todo y para todos los gustos.

Exposiciones

Los amantes de los animales podían acudir a las exposiciones ubicadas en el paseo Ferrocarril. Razas autóctonas como ca de mè, de bestiar, rater o de ovella mallorquina. También vacas y caballos de pura raza o de trote. Una de las actividades que llamaba la atención era la demostración de toses y la de feines pageses.

En la Avinguda de na Camel·la había lo más tradicional y común a todas las ferias: bisutería, juguetes, ropa o zapatos. El centro estaba más dedicado a los artesanos. En cambió en Baix des Cos hubo los vehículos. También una amplia exposición de maquinaria agrícola, industrial, náutica y energías alternativas que ahora tanto de moda se han puesto.