El Port de Pollença, uno de los destinos más valorados por el turista a finales de los noventa ha quedado ahora a remolque de otros núcleos vecinos como el Port d'Alcúdia.
La suciedad, las deficiencias en la recogida de basuras o la falta de aparcamiento son algunos de los problemas que los comerciantes trasladaron ayer al alcalde, Bartomeu Cifre (PP), en una reunión a la que acudieron una veintena de comerciantes y que se celebra una semana después de que esta misma patronal fuera recibida por la teniente de alcalde, Malena Estrany (Lliga), que ejercía de alcaldesa en funciones en ausencia de Cifre, entonces de vacaciones.
Se respiraba así cierta tensión en el encuentro dado que Malena Estrany ya había escuchado a la patronal y trasladado todas sus reivindicaciones al resto de regidores del equipo de gobierno.
Demandas
El alcalde explicó ayer que, en su opinión, «la reivindicación del mercadillo es sólo una queja más, los comerciantes nos piden dinamizar el núcleo pero al final las quejas que nos han trasladado se refieren a cuestiones endémicas como el aparcamiento, las basuras, la limpieza, la ORA o la regulación de cargas y descargas».
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