El buen tiempo propició que los concarrins recibieran a numerosos visitantes que recorrieron el recinto ferial y visitaron las paradas montadas con todo tipo de artesanía y productos, además de presenciar un espectáculo de doma de caballos.
Como no podía ser de otra manera, no faltaron los tradicionales panecillos o panets de Sant Nicolau que se bendijeron durante la misa y que se repartieron entre todos los asistentes.
Historia
El historiador local, Josep Grimalt, explicó que «en el año 1700 hubo un gran incendio en un pinar de la zona sin que nadie lo pudiera detener, tras varios días de quema alguien colocó un panecillo de Sant Nicolau y el fuego se detuvo. El hecho está documentado en un libro».
A día de hoy, los panecillos se colocan en las casas o en los coches para protegerse del fuego o los rayos.
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