Centenares de personas participaron desde diversos puntos de Mallorca. | Nuria Rincón

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Unas 9.000 personas de hasta 45 localidades participaron la madrugada del domingo en la Pujada a Lluc de la Part Forana. Llovió, y en algún momento se temió que una intensificación de la precipitación arriesgara el desarrollo de la marcha, pero al final el mal tiempo remitió.

La de este año era la trigesimocuarta edición de la Pujada, un evento que organiza la asociación de Antics Blavets y que cuenta con el apoyo logístico de las instituciones públicas, además de ‘Sa Nostra'. Hay que destacar la presencia de una quincena de gegants y la plantada que protagonizaron en el santuario. Los de Llucmajor estuvieron a punto de no hacerlo: en Inca, con la carretera ya cortada, la Guardia Civil no les permitía subir, pero el malentendido se resolvió.

El grueso de peregrinos llegó al santuario entre las seis y las ocho de la mañana. Hubo puntos de avituallamiento en Inca, Selva, Caimari, el Barracar y el Gorg Blau (la subida desde Alaró, Bunyola, Sóller, etc, se hace por los embalses). Al llegar, se les ofreció chocolate y dulces.

Hubo bastantes políticos, más de lo corriente: los presidentes del Govern y el Consell, José Ramón Bauzá y Maria Salom, y un sinfín de alcaldes. Bauzá fue el encargado de entregar a Arnau Fuster, un sineuer que participa en la Pujada desde siempre, la mención especial. Hay que mencionar también la escultura que el pueblo Petra regaló al santuario. La eucaristía solemne estuvo presidida por el obispo de Mallorca, Javier Salinas.