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El pueblo de Sant Joan se convirtió ayer en la capital del Pla de Mallorca. Centenares de personas se acercaron a esta localidad para disfrutar de una amplia oferta artesanal, agrícola, ramadera e industrial así como una degustación de los productos propios de las matances. Una cita tradicional y gastronómica que se erige en el mejor escaparate promocional del municipio.

Por primera vez se celebró conjuntamente la Fira, que llega a la XXII edición, junto con la ‘Festa del Botifarró', una combinación que resultó todo un éxito y que atrajó a visitantes pero sobretodo a muchos turistas que quisieron probar los botifarrons, llonganisses o llom, que se asaban en grandes parrillas preparadas para la ocasión en la plaça de la Constitució. Una cita que se viene organizando tradicionalmente por la Penya Motorista.

La Fira, impulsada desde el Ajuntament, ofreció una amplia variedad. Así a lo largo de todo el día hubo una cursa popular, exposiciones, pasacalles con los Arquers de Mallorca o una conferencia sobre la figa organizada por la Casa Museu Pare Ginard.

También hubo espacio para la promoción de las empresas o asociaciones locales, maquinaria agrícola o los animales.
Por la tarde el tiempo deslució las actividades programadas.