En un escrito registrado ayer en el Ajuntament d'Inca, representantes de la fundación Alzina y de la bodega anunciaban la próxima compraventa de las cases y la «inmediata» realización de obras para evitar que sigan degradándose. Es decir, que se cumplirá el orden de ejecución que el Consistorio dictó en 2011 para que se restaurara el elemento arquitectónico protegido.
Hay que recordar que la fundación impugnó en los juzgados esa orden de ejecución. El litigio no está aun resuelto, pero hace una semana el juez dictó un auto en el que desestimaba la suspensión cautelar de la orden.
Disolución
Por otra parte, este periódico supo ayer que la fundación Alzina ha iniciado los trámites para su disolución. La fundación se creó para gestionar la parte de la herencia que Antònia Alzina -la expropietaria de Son Bordils y otros bienes- dejó para fines caritativos y sociales. «Hemos cumplido los objetivos de la fundación», manifestó ayer Raimundo Zaforteza, representante de la fundación. Zaforteza expresó también su satisfacción por el acuerdo de compraventa de las cases . «Queríamos que quedaran en manos mallorquinas», recalcó.
Ramon Coll, copropietario de la bodega, confirmó tanto el acuerdo como la inminente intervención en las cases . Coll informó de otro dato: justo ayer se cumplió el centenario de la muerte de Manuel Villalonga, expropietario de Son Bordils. Con él, la possessió vivió su apogeo como productora de vino.
Volviendo a la compraventa, Rafel Torres, el alcalde de Inca, expresó su «satisfacción total. Era la solución natural». El regidor de Més Andreu Caballero recordó que su partido pide la restauración de las cases desde 2008. «Es una gran alegría que se evite su desaparición».
1 comentario
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Una molt bona nova per a aquesta possessió en perill. Esperam precisions sobre llur futura funció que ha de garantir el caràcter durador d'aquesta operació.