El lunes por la noche, el municipio quedó colapsado y encontrar un lugar donde poder aparcar era prácticamente una misión imposible. La vía principal, las calles secundarias, incluso las afueras de la localidad, estaban llenas de vehículos. Y es que los llorencins entienden de marcha. Son precursores de muchas celebraciones estivales y han sabido transmitir este espíritu festivo a los vecinos de la comarca que acuden en masa a disfrutar de las fiestas populares.
Cerca de 4.000 personas se sumaron a esta cita donde divertirse es esencial, puesto que correr queda en un segundo plano. Es un evento apto para todos los públicos donde las familias aprovechan para pasearse, los jóvenes para coger marcha y algunos para practicar un poco de deporte. El agua, como si fuera llovida del cielo, era un don de lo más preciado ante la avalancha de participantes y la calor que, pasadas las 23 horas, cuando se dio el pistoletazo de salida, era casi insoportable. Los políticos se divertían dando manguera, sin mojarse, y desde algunos balcones también caían chorros esporádicos o poalades de agua.
Desde hace unos años se ha implantado la moda de las carreras nocturnas en los pueblos, enmarcadas en los festejos tradicionales. Ahora en muchas localidades no falta esta cita. En el municipio de Sant Llorenç se desbordaron ayer un poco las previsiones. Cada año, el Ajuntament saca a la venta las camisetas de la cursa ‘Més sans que un gra d'all' y en cada edición se van cambiando de color. Este año eran de un color verde lima. Se confeccionaron unas 3.500 y se agotaron todas. No hubo suficientes para todos aquellos que la querían. Un éxito total y el Ajuntament ya ha anunciado que de cara al año que viene aumentarán el número de camisetas para dar respuesta a la demanda.
Los participantes salieron de la calle Major a las 23 horas y moverse a ritmo rápido era muy complicado. Desde allí se desplazaron por las calles de la localidad y la fiesta acabó en la plaza del Ajuntament, donde la cita se prolongó hasta entrada la madrugada con la fiesta de la espuma y con un DJ. Fue una noche movida, donde se recargaron fuerzas, puesto que los actos todavía continúan.
Ayer continuaron las actividades festivas. Así, se puso la nota más dulce en el segundo concurso de ensaïmadas, donde los participantes mostraron su arte y se pudieron degustar las delicias llorencines. También hubo un concurso de hortalizas donde se premiaba a las más grandes y a las que tuvieran las formas más extrañas, una iniciativa que llamó la atención de los asistentes.
Hoy siguen las actividades con la fiesta acuática y ‘revetlla' con Tramuntana, Tomeu Penya & Géminis.
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