Ramón Coll, copropietario de las bodegas, explicó ayer que «damos cumplimiento a la orden de ejecución dictada por el Ajuntament d'Inca para restaurar el elemento catalogado». Además, Coll dejó claro que «a petición nuestra, la fundación Alzina ha retirado el contencioso que interpuso contra el Consistorio por esta misma orden».
Los actuales propietarios de las antiguas casas, que tienen una superficie construida de 2.700 metros, se quieren centrar ahora en la restauración del antiguo celler de finales del siglo XIX que prevén abrir al público dentro de un año. «Nuestro objetivo es convertir la antigua edificación en un proyecto enoturístico y posteriormente iniciar las obras de restauración del resto de las edificaciones de la finca», dijo Coll.
Previsiblemente, las obras de consolidación de la edificación costarán unos 400.000 euros.
El alcalde de Inca, Rafel Torres, se mostró satisfecho por esta iniciativa que «permite recuperar una posesión importante para la ciudad que continuará teniendo el uso agrícola por la que se construyó».
2 comentarios
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Muchas gracias a la família Coll, que aún no siendo de Inca, van a contribuir a la conservacion de nuestro patrimonio.
Una bona nova per a la cultura i el patrimoni nostres. No tot són desastres. Enhorabona a la propietat!