A la izquierda, en la primera línea de playa, el bloque de viviendas autorizadas en 2009 en la Cala de Sant Vicenç | Elena Ballestero

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Una nueva sentencia judicial avala la construcción en el año 2008 de una promoción de pisos en la primera línea de Cala Molins.

La obra despertó una gran polémica en su momento debido a su gran impacto visual y al hecho de que la promotora obtuvo la licencia de obra municipal cuando faltaban apenas unos meses para la aprobación definitiva de la normativa urbanística actualmente vigente, mucho más restrictiva y con la que la promoción nunca habría sido una realidad.

Desde que comenzaron las obras de construcción, el GOB, Alternativa per Pollença y varios vecinos de la zona criticaron la «celeridad» con la que se tramitó el expediente en el Consistorio de Pollença e iniciaron un complejo periplo judicial para tratar de frenar la construcción de 32 viviendas y tres piscinas, parte de ellas en la primera línea de mar, donde la nueva normativa solo permite construir viviendas aisladas.

El Ajuntament de Pollença concedió un total de cuatro licencias urbanísticas que permitían más de treinta viviendas y, ya en 2012, el Juzgado número 2 de lo Contencioso Administrativo concluyó que las licencias de 2007 eran completamente legales.

La sentencia dictada ahora es el último capítulo de este auténtico culebrón judicial. La jueza declara la inadmisibilidad de un recurso presentado por el vecino y abogado Leopoldo de Miquel contra la presunta inactividad del Ajuntament de Pollença ante las denuncias que había realizado en 2008 y 2009 solicitando al Consistorio que abriera diferentes expedientes de infracción cuando aún se ejecutaban las obras.