Fachada del IES Binissalem.

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Cuarenta de los 61 profesores del IES Binissalem han forzado la convocatoria de un claustro extraordinario en el que pedirán la revocación de la directora, impuesta por el Govern a raíz del conflicto con los docentes. La reunión debe tener lugar la semana que viene.

El ambiente y el clima de trabajo en el IES Binissalem son tensos desde el comienzo de curso (desde que ejerce la actual directora). La tensión ha llegado a tal punto que la Apima (Associació de Pares i Mares) se ha ofrecido recientemente a intentar mediar entre las dos partes, pero la mayoría de profesores, al menos cuarenta, consideran que esta situación «insostenible» solo puede solucionarse apartando a la directora del cargo.

En una carta dirigida a la Apima, dos tercios del profesorado indican que la actual directora «no tiene los conocimientos administrativos, legales, de gestión de recursos humanos y de organización que requiere» el ejercicio de su cargo. Dicen que es «inepta» respecto a la coordinación de profesores y califican de «arbitrario, engañoso y falso» su discurso hacia sus colegas. «Sus decisiones distorsionan el desarrollo de las actividades del centro», añaden.

«Es un merder. Todo el curso han existido dificultades de relación entre el claustro y el equipo directivo. Ello ha repercutido en los alumnos, probablemente poco a nivel académico, pero sí en cuanto a las actividades extracurriculares», lamenta un miembro del Amipa.

Palmanyola

El ambiente es igualmente tenso en otros centros públicos en los que la Conselleria ha impuesto al director. Es el caso del CEIP Gaspar Sabater de Palmanyola. El «clima de trabajo y funcionamiento del centro en los dos últimos cursos es del todo irregular», sostienen los maestros, y responsabilizan de ello a la directora designada por Guillem Estarellas. Dicen que no tiene experiencia y que en varias ocasiones han denunciado irregularidades ante Inspección Educativa, tanto familias como docentes. Aseguran que viven «una pesadilla».

Los institutos de Sineu y Francesc de Borja Moll (Palma), con equipos directivos también impuestos, viven situaciones similares a las descritas.