La sala de plenos del Ajuntament de Llucmajor ya sin el crucifijo. | Toni Cerdà

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El nuevo rector de la parroquia de Llucmajor, Eugeni Rodríguez, quita hierro a la polémica suscitada en el municipio tras la retirada –por parte del nuevo gobierno municipal de MÉS, PSOE y PI– del crucifijo que, junto a un retrato del Rey, presidía la sala de plenos del Consistorio.

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En una entrevista concedida a la revista local Llucmajor de pinta en ample, Rodríguez es preguntado sobre la idoneidad de que las instituciones públicas deban estar presididas por símbolos religiosos, como el crucifijo que colgaba de la sala de plenos. A tal cuestión, el sacerdote responde que, en una «sociedad diferenciada», no puede meterse con lo que hace el Ajuntament, «lo que he de hacer es respetarlo. Yo no puedo interferir en las decisiones personales o colegiadas que toma responsablemente la gente», sostiene el sacerdote. Al tiempo que añade que no puede exigir nada a los políticos, «porque si no estaría volviendo atrás, a una sociedad del nacionalcatolicismo, y no ha de ser así. Todo el mundo ha de ser responsable de las opciones que uno toma y estas se han de respetar», advierte.

Tras estas palabras, el entrevistador, Maties Garcias, le pide que aclare si, por lo tanto, no ve en la retirada del crucifijo ofensa alguna a los cristianos. El párroco responde puntualizando que «la ofensa para un cristiano es ver a alguien de Llucmajor que lo pasa mal y que nadie le ayuda: una persona que vive sola y nadie va a verla, un enfermo terminal y que nadie hace nada para acompañarlo, niños sin acceso a una educación digna y gratuita, el analfabetismo de los recién llegados, una falta del anuncio explícito de Jesucristo a los niños, jóvenes y grandes; estas cosas, y muchas cosas más», prosigue Eugeni Rodríguez, «serían una ofensa para mi y deberían serlo también para los cristianos, pero no la retirada de una talla que representa a Jesucristo», asegura.