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La semilla de la solidaridad ha germinado en Binissalem. Un grupo de cuatro voluntarios - a los que se sumará una joven más desde Bruselas - ha partido este viernes desde el aeropuerto de Palma hacia Idomeni con la misión de observar cuáles son las necesidades más acuciantes en el campamento de refugiados de esta ciudad griega. A partir de aquí, decidirán a qué cuestiones se destinarán los más de 8.000 euros que ha recaudado el movimiento "Binissalem amb les persones refugiades" a raíz de la iniciativa espontánea de dos jóvenes del municipio que, el pasado mes de marzo,movilizaron a casi todo el pueblo para reunir productos de primera necesidad, como leche y pañales, y mandarlos a las familias con niños pequeños que permanecen inmovilizadas en las costas griegas.

El alcalde de Binissalem, Jeroni Salom, fue uno de los primeros en quedar impresionado por la respuesta de la gente de Binissalem ante aquella convocatoria a la solidaridad que se lanzó a través de un grupo de Facebook. En principio, el objetivo era terminar de llenar los contenedores que se mandaron desde Inca por iniciativa de Antònia Triguero y su equipo. Pero al ver cómo en un fin de semana la gente de Binissalem y otros pueblos de alrededor llenaban con sus aportaciones la cochera prestada por las monjas de La Concepció, el Ajuntament de Binissalem puso 5.000 euros a disposición de este colectivo para destinarlos a proyectos solidarios. Después se han ido sumando empresas y particulares con aportaciones importantes, incluso una empresa local ha financiado el viaje de los voluntarios, de modo que el dinero recaudado se podrá invertir íntegramente en la ayuda a los refugiados. Además, las guarderías, colegios e institutos de Binissalem se han sumado a la iniciativa aportando un euro por alumno, con lo que han logrado reunir 1.295 euros más.

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El primer paso de Maria Lluïsa Pol y Catalina Victòria Moyà, impulsoras de "Binissalem amb les persones refugiades", fue reunir productos básicos para mandar a las personas que malviven en los campos de refugiados de Grecia, pero en esta segunda iniciativa se ha optado por aportar directamente el dinero recaudado. "Mandar un contenedor cuesta 4.500 euros y pensamos que todo este dinero se puede invertir directamente allí y permitirá realizar más acciones. Nos hemos puesto en contacto con ONGs y voluntarios que llevan ya tiempo trabajando con los refugiados y que conocen de primera mano cuáles son las necesidades más urgentes, así que invertiremos este dinero en reforzar labores que ya se desempeñan allí, desde los bomberos que ayudan a los que llegan por mar, hasta los voluntarios que reparten comida o bañan a los niños... por poner ejemplos", señala Maria Lluïsa Pol.

Los voluntarios que han partido este viernes son cuatro jóvenes de Binissalem, Francesc Abrines, Catalina Victòria Moyà, Maria Pascual y Sion Moyà. En Grecia se unirá al grupo Bea Marín, quien trabaja en Bruselas como corresponsal para una cadena televisiva y se desplazará con un equipo para documentar tanto la situación que se vive en Idomeni como las tareas en las que se invertirá esta aportación de Binissalem a la solidaridad con los refugiados y migrantes. El documental final se estrenará en el Teatre de Binissalem y con la recaudación de la entrada se financiarán nuevas iniciativas de cooperación. No hay duda de que la semilla de la solidaridad ha encontrado un suelo bien abonado entre los vecinos y empresas de Binissalem y de que, como dice Maria Lluïsa Pol, "esto no ha hecho más que empezar".