Los dos carros han permanecido en Inca los últimos diez años. En 2006, el pleno aprobó un convenio con Bartomeu Llinàs Maura (inquer, del conocido aserradero Can Just) mediante el cual se establecía que éste último restauraría los dos bienes previo pago de 12.000 euros. Los carros marcharon a Inca, pero lo previsto en el convenio jamás llegó a ejecutarse. Ahora, diez años después, el nuevo gobierno municipal ha maniobrado para recuperar los dos elementos patrimoniales que, por otro lado, figuran inscritos en el inventario de bienes municipales.
Hace diez años, los remolques estaban almacenados en el edificio de sa Quartera des Blat. Este jueves se depositaron en el mismo sitio. Magdalena Genovart, la regidora de Cultura, explicó que difícilmente se restaurarán este año dado que el presupuesto de 2016 no lo contempla. No obstante, aseguró que la intención del Consistorio es rehabilitarlos y añadió que es posible que soliciten ayuda o asesoramiento al Departament de Patrimoni del Consell. Asimismo, Genovart celebró la recuperación de esta parte del patrimonio municipal y calificó la noticia de «muy buena».
A pesar de su evidente interés, los dos carros no están catalogados ni protegidos. El inventario de bienes municipales es únicamente un inventario y en ningún caso tiene efectos jurídicos a nivel de conservación.
Sociedad clasista
El investigador sineuer Joan Vanrell señala que los carros «son un verdadero testimonio del modo de vivir de nuestros antepasados». Se usaron aproximadamente hasta los años 60 del siglo pasado. La bota del botot es capaz de transportar hasta 600 litros de agua, informa Vanrell.
El carro fúnebre, por su parte, es el «exponente de una sociedad clasista, de cuando había tres tipos de funeral, de cuatro, seis u ocho hachas, con más o menos ornamentación, capellanes o monaguillos, con carro fúnebre y cochero...».
2 comentarios
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Si señor,con dos....eso es eficacia lo demas cuentos,10 años y vuelven como estaban,pais.
Pregunto: ¿llegaron a pagarse esos 12.000 Euros? Porque, una cosa es que se firmase el convenio y otra muy distinta el que se ejecutase. Si éste se firmó, deberían reintegrarse al Ayuntamiento aquellos dineros.