Imagen de archivo del Correbou de Fornalutx. | M. À. Cañellas

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Más condiciones al Ajuntament de Fornalutx para celebrar a partir de este año el Correbou al amparo de la nueva ley de ‘toros a la balear' que prevé aprobar el Govern este mes. Si el alcalde Antoni Aguiló (PP) ya creía haber pactado un nuevo formato para la fiesta –que se tenía que convertir en un encierro en un recinto vallado–, esta semana la Conselleria de Medi Ambient ha impuesto más modificaciones para que se pueda celebrar el tradicional festejo.

Según ha explicado el propio alcalde, «lo más destacable es que el animal ya no podrá seguir siendo un toro de lidia sino que el Ajuntament deberá adquirir un buey doméstico (a ser posible de raza autóctona) que además deberá ir anillado por la nariz, para poderlo controlar mejor como se hace en las granjas, y no podrá ir ensogado por la cuernos sino sujetado con un arnés».

La propuesta consensuada con la Conselleria en una reunión que esta semana ha mantenido Aguiló con el titular de la misma, Vicenç Vidal, y con el director general de Agricultura, Mateu Ginard, también obliga a que el toro sea de propiedad municipal y que durante todo el año viva y paste en una finca rústica, en este caso el terreno municipal de la Comuna, de forma que cada año se pasearía la misma res. «Realmente éste era el espíritu original de la fiesta», argumentaba, «a excepción de que tras el recorrido ya no se podrá enviar al matadero como se hacía antes, sino que se deberá devolver a los pastos hasta el año siguiente».

Aguiló, que ha trabajado para poder conservar de alguna manera la tradición, no esconde que este nuevo formato «presenta también muchos problemas y dudas». La nueva ley dice que el animal no se podrá sacrificar tras el encierro pero, «si es un toro con su cartilla ganadera y propiedad del Ayuntamiento, ¿acaso su destino no puede ser el matadero cuando el propietario considere, como se permite a cualquier ganadero de la Isla?», se pregunta.